La obra de la poeta Carmen Berenguer, autora de Bobby Sands desfallece en el muro (1983), funciona como la memoria viva de la ciudad en dictadura, de sus lenguas y sus cuerpos, de las formas de violencia y la épica secreta de la supervivencia cotidiana en un mundo de experiencias extremas. Nítida y pop, su poesía puede leerse como la crónica nerviosa de una década terrible y asombrosa. Ahí Berenguer no evade la realidad, la exhibe a ras de piso, con el oído puesto en la respiración de la calle.