Por Aïcha Liviana Messina
¿Son las humanidades disciplinas o prácticas del conocimiento o artísticas que rehúsan el saber científico? ¿Son áreas de estudio o formas de divagar en el mundo? ¿Son formas de pensar ensayísticas que no apuntan necesariamente a resultados (que es lo que supuestamente esperamos de la producción científica)? Si es así, entonces lo que caracteriza a las humanidades es la libertad, el tanteo, el desvío. Las humanidades tendrían el lujo de rechazar la precisión y de formar, en nuestras instituciones educativas, una suerte de isla privilegiada en la que la investigación, sin desestimar su objetivo de abrir a un nuevo conocimiento, no está anclada a un resultado cuantificable. Un humanista no niega el conocimiento: lo presenta de otro modo, de tal manera que muchas veces el método, el camino que se abre con una divagación, es de por sí una forma de conocer, una forma de recorrer los materiales de los cuales disponemos para pensar y crear.